El dinero no trabaja

abril 10, 2012

El roto - Mi trabajo de economistaLa ciencia económica ortodoxa —la que se enseña en las facultades universitarias— está profundamente emponzoñada por un juego de sombras y reflejos invertidos, pero la realidad se impone una y otra vez con pertinaz insistencia. No es el dinero el que produce, sino el trabajo. Nunca en la historia una sola moneda, un solo papel, un solo crédito digital han hecho nada sobre el mundo. Todo lo que ha existido, existe y existirá que no ha sido resultado de la acción bruta de la naturaleza ha sido fruto del trabajo humano colectivo acumulado a lo largo de innumerables generaciones.

En cambio, el reflejo invertido que aparece en los espejos de las teorías económicas mercantiles intenta hacernos creer que es el dinero el que produce, que es el capital el que genera la riqueza, que es el capitalista el que crea el empleo, que es el capitalismo el que nos da prosperidad y libertad. Bajo este prisma falsario, el valor no reside en el trabajo, sino en el intercambio basado en cromos que llamamos billetes, monedas o anotaciones en cuenta. Pero la realidad es tozuda: el trabajo no es un mero cromo, es la única actividad que genera riqueza. El intercambio mercantil capitalista, en cambio, no es otra cosa que el tráfico de influencias, poderes y servidumbres con que los capitalistas parasitan una y otra vez el trabajo de otros. El capitalista, mediante una inversión inicial de dinero propio (fruto del trabajo, de una explotación capitalista previa o de trapicheos ilegales) o ajeno (robado, regalado, prestado o creado mediante la magia de la reserva fraccionaria o los bancos centrales), se convierte en un parásito del trabajo de otros. Este trabajo, con el tiempo, no solo cubrirá la cantidad invertida inicialmente, sino que, más aún, dará lugar a un excedente que siempre se acumulará en sus manos. El capital inicial pone en marcha la máquina de explotación del trabajo ajeno y, merced a la legislación procapitalista de nuestros estados, tal injusticia resulta perfectamente legal e incluso recibe ingentes ayudas y estímulos públicos para que se desarrolle en toda su plenitud, con todas sus nefastas consecuencias de dislocación social. El capital entonces deviene en esencia de la riqueza, como en una metafísica idealista de baja estofa, mientras que el trabajo deviene en elemento secundario y subsidiario, un factor tan necesario como cualquier otro en la dinámica de acumulación y capitalización de los excedentes.

Elroto - Llegar a rico me costó lo vuestroLa falsa conciencia de este hecho pervierte nuestro juicio y nos lleva a ver el mundo siempre desde una óptica completamente aviesa. Cuando lo que importa es el capital, el trabajo no es más que una variable a alterar a placer por parte del capitalista y sus colaboradores institucionales con el objetivo de que los beneficios empresariales sean máximos. Ya no es el trabajo el verdadero y único productor de la riqueza, ya no es el medio de subsistencia de la mayor parte de personas de este mundo, tan solo es una variable anotada como gasto en la contabilidad empresarial. El trabajo, pese a ser la misma esencia de la empresa, la fuerza vital que la hace ser lo que es y no un mero edificio inerte, se transfigura para el capitalista en un gasto monetario a reducir siempre que pueda. Por eso desprecia tan coléricamente el sindicalismo, esto es, la organización de los trabajadores: porque es el único obstáculo que se interpone en sus intentos constantes de reducir el gasto laboral (salarios) con el objetivo de aumentar la tasa de explotación de la fuerza de trabajo ajena.

El dinero en realidad es un medio de cambio, un medio de pago, un patrón de valor y una forma de atesoramiento de la riqueza. No debemos perder nunca de vista esta verdad patente y cristalina: el dinero es ante todo un signo que nos resulta útil para ciertos menesteres, pero en sí mismo no vale nada. Todo lo que tenemos es fruto de la naturaleza y del trabajo colectivo acumulado a lo largo de las generaciones; un trabajo que, por medio de ciertas leyes, unos pocos con el suficiente dinero disponible para ser usado como capital pueden explotarlo injustamente y decir, literalmente, que les pertenece.

Juan C. Valls

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Valls, J. C. “El dinero no trabaja”, La prisión mental. URL: https://laprisionmental.wordpress.com/2012/04/10/el-dinero-no-trabaja/.